Cuando se enteró de que combatientes de Hamas estaban atacando un festival de música al que asistiría su familia, Ben Ovadia rezó el Kaddish, la oración judía por los muertos, por su madre.
“No sabía qué hacer. Dije que por favor la mataran porque sería mejor que ser secuestrada”, dijo Ovadia, de 38 años, a CNN este miércoles. “Es una pesadilla. Dije ‘por favor, mátenla, no la lleven allí'”.
Por WhatsApp, vio, impotente, cómo su madre y su hermano pequeño le enviaban actualizaciones durante ocho horas, contándole que estaban escondidos en pequeños arbustos, oyendo disparos y gente que pasaba diciendo “Allahu Akbar”.
“(Cada mensaje) tardaba unos dos minutos en llegar y entre medias no había comunicación”, dijo. “Cada dos minutos te pones como loco para obtener una respuesta”.
Al final, Ovadia supo de un lugar seguro, envió el mapa a su hermano y consiguieron escapar del festival.
A la mañana siguiente, Ovadia voló a Israel desde Londres, donde vive con su esposa británica y sus gemelos de nueve años, y trabaja como joyero.
Es uno de los muchos israelíes que regresan a casa desde el extranjero mientras el largo conflicto de su país con Hamas se recrudece en una guerra que no se veía a esta escala desde hacía una generación. Para hacer frente a la creciente demanda, las aerolíneas israelíes El Al, Israir y Arkia añadieron más vuelos este martes para repatriar a los reservistas militares, informó Reuters.
Estos israelíes, que acortan sus vacaciones o abandonan sus vidas cotidianas en el extranjero, regresan para asistir a funerales, prepararse para ser llamados a filas en las reservas militares, llevar consigo suministros o ayudar a proteger sus comunidades.
Al menos 1.200 personas han muerto en Israel tras el mortífero y brutal ataque de Hamas el 7 de octubre, cuando sus combatientes atravesaron la frontera fuertemente fortificada desde Gaza, dejando atrocidades a su paso.
Israel ha respondido bombardeando Gaza con ataques aéreos e interrumpiendo el suministro de electricidad, alimentos, agua y combustible al enclave palestino. Al menos 1.417 personas han muerto en Gaza en los días transcurridos desde entonces, según el Ministerio de Sanidad palestino, y la única central eléctrica del enclave se quedó sin combustible este miércoles.
Inmediatamente después de ver a su familia cuando aterrizó en Israel, Ovadia se dirigió a Lod, una ciudad situada a unos 15 kilómetros al sureste de Tel Aviv, donde anteriormente se habían producido estallidos de violencia.
Allí se unió a unos amigos para formar una improvisada guardia vecinal, con el fin de garantizar que la situación se mantuviera en calma. Desde entonces ha ayudado a repartir comida donada y tiene previsto conducir hasta el sur del país, ya que no hay suficientes conductores para llevar a la gente con sus familias.
“Al menos puedo hacer algo”, dijo. “No podía quedarme en Londres y limitarme a verlo todo por televisión”.
Otro israelí que regresa es Guy, de 30 años, que trabaja en ciberseguridad y ha vivido en Londres los últimos cinco años. CNN no utiliza su apellido por razones de seguridad. Guy viajó de vuelta a Israel este miércoles después de enterarse de que seis de sus amigos habían desaparecido tras asistir al festival de música Supernova. Desde entonces se ha confirmado la muerte de dos de ellos.